domingo, 13 de febrero de 2011

Todos somos extranjeros.


Aleman grup / Sello independiente.
Producción artística: Daniel Maza.
Ingeniero de sonido: Eduardo Herrera.

En 2001, Eduardo Herrera ingresó en la órbita de Aleman Grup y resultó la mejor inversión para los trenquelauquenses después del acercamiento de Daniel Maza, o la compra de la primera guitarra que fundó Agripina.
Sermón de vino se grababa semanas antes de aquel quilombo de balas y cacerolazos; la dupla Herrera-Maza le daba sonido y forma al disco que hoy encontramos en todas las casas de Trenque Lauquen.
Ocho años después la banda desembarca nuevamente en capital y bajo la dirección de estos monstruos concibe Todos somos extranjeros. Su álbum más logrado, un álbum esencial.
Como si se tratara de una fastuosa superproducción destinada a perdurar, el nuevo material de los hermanos Azpiroz arranca con una introducción de nuevas y más cuerdas, renovando su repertorio. Ajustados arreglos de violín anticipan un cambio estético y de mensajes: Todos somos… abandona la denuncia para cantarle al hombre, indagando en sus inquietudes existenciales.
Así Jorge “aleman” (que en el año 2005 editó el libro de cuentos y poesías Bailando sobre la espuma), endulza su voz y se anima a derramar toda su poesía, simple y aguda, como los versos de Tejada Gómez y la prosa de Isidoro Blaistein, homenajeados en “Soneto y medio” y “Cerrado por melancolía” respectivamente.
En “Bebe de mi cabernet” desnuda un amor con un susurro y una guitarra criolla, en una habitación que es refugio de mundo. Y enseguida la fuerza movilizadota de una canción utópica (“Utopic song”) dedicada a los niños. Con una ascenso arrollador nos empuja a soñar con los que sueñan, a sembrar con los que siembran, alentados por el saxo de Walter Ledesma que se funde en un final de bandoneón.
Aplaudimos en “Telefunky”, la parodia a la caja boba; quizás el tema que guarda mayor parecido con el disco anterior.

El punto más alto lo alcanza “Vamos afuera” y “Mr. Brown”. Este último es un verdadero homenaje al “padrino del soul”, que comienza bajito con una introducción de contraritmos percusivos de Yeyé Lopez, para luego estallar en efectos de teclados y guitarras y la poción mágica del groove del bajista uruguayo Daniel Maza. Los vientos se lucen, en back de trompetas que parecen provenir desde Nueva Orleáns.
En el final, en otra prueba de que la banda no le teme al paso del tiempo, sino que por el contrario, sigue construyendo su obra basada en el compromiso y disfruta evolucionando su música y su estilo, un ritmo electrónico contemporáneo de batería eléctrica acompaña la hermosa letra “De espumas y naufragios”.
Todos somos extranjeros, desde el interior, está destinado a perdurar.

Agustín Arzac.

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