viernes, 4 de febrero de 2011

Desde el CEARTE, entrevista a Luis Cabrera

Una extensa trayectoria como dramaturgo, director, y en ocasiones, actor, sumada a la difícil tarea de llevar adelante el proyecto CEARTE hacen de Luis Cabrera una figura emblemática del teatro trenquelauquense. A poco de editarse Bolivia en el libro que compila a los mejores autores bonaerenses, el escritor nos habla de la posición del dramaturgo contemporáneo y analiza el momento que atraviesa el movimiento regional, remarcando las diferencias entre el pasado y el presente de la escena local.
Texto Agustín Arzac. Fotos Mariana Moreda


Dramaturgos de la provincia de Buenos Aires es el nombre de uno de los libros que en 2009 publicó Argentores luego de que un jurado conformado por Mauricio Kartun, Gladis Gómez y Marcelo Marán seleccionara las obras más importantes de los autores de la región. En el aparece la obra Bolivia de Luis Cabrera, llevada a escena en varias oportunidades por el grupo CEARTE con un elenco integrado por Hilda Domecq, Lelia Tocha y Cesar Barella (luego remplazado por Juan Alberto García) y dirigida por el propio Cabrera. “Bolivia nació sin reparto, pero enseguida me di cuenta que el personaje de Ildo solo lo podía hacer Juan García. En principio empezó como un delirio. Me acuerdo cuando la escribí, me senté con la cabeza absolutamente blanca. Abrí la hoja y puse “desierto, arena y pedregal…calor”.
La obra relata la historia de una travesía turística emprendida por el matrimonio de Martita e Ildo, y su suegra Fanny; la “Expedición argentina Haedo –Lima”, viaje que busca recrear el camino del general San Martín en la cruzada libertadora, esta vez, a bordo de un Siam di Tella, el auto nacional. Es la intención del autor la de mostrar a protagonistas que son estereotipos de la clase media del conurbano con rasgos comunes y trillados, y desde esa exageración de los personajes surgen las conversaciones más excéntricas y los núcleos de conflictos.

“Empecé a ver un ambiente y no sabia lo que iba a pasar ahí adentro. Después comenzaron a hablar los personajes, y luego lo maravilloso, lo que tiene que pasar, un proceso que si no se da, te das cuenta que no cobra vida el fenómeno; Kartun le dice “bisociacion”, Gianni Rodari le llama “apareamiento fantástico”. Aparece una asociación de una idea con otra que no tiene nada que ver, se junta eso y el material se transforma en algo totalmente nuevo y diferente. Generalmente detrás aparece el humor. En Bolivia hay muchísimo de ese apareamiento: meses atrás había estado en la casa donde nació el Che Guevara en Alta Gracia. Mi hijo Andrés había comprado ahí un video sobre la marcha del Che en Bolivia. Bueno eso se pego a lo que yo escribía, que todavía no tenía lugar físico, ni los tipos motivos para estar allí. Y se sumo al viaje de San Martín, que era algo que estaba leyendo en ese momento. Lo mismo que el Siam Di Tella, no sabía de donde lo había sacado al Siam, y un día voy a hacer unos mandados y veo en la esquina de mi casa un Siam Di Tella abandonado hace meses, lleno de nidos de palomas, y claro, lo veía todos los días, la imagen me venía desde el inconsciente. Así se fueron armando cuestiones como fortuitas. Después me dije, bueno, ¿donde están estos tipos?, ahí se me viene el Che Guevara y la Higuera, busco en Internet si había algún lugar llamado la higuera en Argentina y había como dos mil”.

Una de las causas por la cual cada vez son menos los libros de obras teatrales editados es que el texto literario necesariamente recurre al libro mientras que el guión teatral puede sustentarse solo con actores y una puesta en escena. Roberto Cossa ha planteado el interrogante sobre la muerte del autor de teatro en muchas oportunidades, por eso el concurso incentivado desde la dirección de cultura de Mar del Plata es una buena iniciativa para que esos escritos vuelvan al papel: “el concurso fue idea de un dramaturgo del interior, un hombre importante, muy conocido, que es juez en su ciudad, Zapala, y tiene una biblioteca teatral muy completa, una de las primeras del país: Hugo Saccoccia, un luchador del teatro del interior, que se hizo muy conocido con un texto que se metió en todos lados, “modelos de madres para recortar y armar”. Es una buena idea por lo federal de la propuesta. En la región que me tocó participar a mí, provincia de Buenos Aires, se dejó afuera al conurbano, y esto hizo que se achicara mucho el espectro. Me pareció bárbaro porque Argentores es una organización bastante poco federal, una asociación ubicada donde esta el movimiento grande, el dinero. Para darte un ejemplo, mi representación de Argentores es Rojas; me conviene más ir a Buenos Aires, si de acá a Rojas no hay micros. Pero haber sido elegido fue una sensación linda. No le atribuyo una importancia desmesurada al hecho de la edición en sí, me alegró más el reconocimiento a que el libro pueda llegar a circular o no. Hoy en día el acercamiento se da más por Internet. Es la primera obra editada de mi autoría, y no tengo ni siquiera un plan de editar porque sería una tarea muy trabajosa y poco útil. Por ahí es más fácil levantar un texto o guión en una pagina o en un blog, hay muchas páginas de autores. Se leen cada vez menos libros en general, y menos aun de teatro, se editan también muy pocos, y presentar el proyecto a una editorial no tiene sentido sabiendo de antemano la respuesta”.

El hecho de que tengas grupos de actores tan diversos en el CEARTE dificulta el reparto, pero ¿es tal vez el motivo principal que te obliga a estar todo el tiempo escribiendo?
No sabes lo dificultoso que es ensamblar el reparto en los talleres. Empieza el año, tenés tantos tipos, tantas mujeres, muchos jóvenes, algunos niños, debes encontrar un equilibrio a eso, un equilibrio en las obras y los interpretes muy difícil de hallar. Imaginas disposiciones según experiencia, según la edad o según la capacidad de comprometerse con la obra, porque muchos no tienen demasiado tiempo… hay muchísimas variables. Este año me llevó dos meses enteros conformar los elencos. Y eso que ahora tengo 14 años de experiencia, imaginate lo que era cuando empezaba.
Y respondiendo directamente tu pregunta, escribo mucho por necesidad, aunque todos lo desaconsejan. Estudié dramaturgia con Mauricio Kartun, un seminario, y siempre nos decía que no se puede escribir sabiendo que actor lo va a interpretar, y es verdad, conviene no acordarse tanto del actor, su cara, sus posibilidades, pero yo enseguida empiezo a darle identidad al personaje y ya me olvidé del Facundo que lo iba a interpretar, ya el personaje tomó forma, tiene una cara, etc. Ya no se parece mas a aquel Facundo que viene al taller.
Creo que es tan difícil escribir una texto teatral, es un camino tan azaroso, que cuando alguien escribe bien, con buena pluma, en seguida basta como para que yo lo coloque en un pedestal. Para mi hay gente que escribe bien y gente que no escribe bien, y hay muchos de los dos lados. Escribir es como los laberintos que encontramos en la pagina de atrás de los diarios, donde hay que seguir el caminito con el lápiz, la única manera de hacerlo rápido y no equivocarte es empezarlo por el final, vas para atrás y te das cuenta que hay un solo camino posible. La dramaturgia es así, un día acertaste el camino de una, o te equivocaste cortito y volviste, pero solo un día. Lo tenes que arrancar y es muy probable que vayas a parar al diablo, y ya no encuentres cual era el verdadero. Pero es muy trabajoso, fracasa más veces de las que acertás.

En pocos años, la figura del director tomo un protagonismo preponderante, pasando así a un segundo plano la figura del autor y el actor. ¿Por qué se hizo tan fuerte esta presencia?
El director existe desde que la luz artificial tuvo su aparición en el teatro. Antes, las salas teatrales eran un ambiente bastante penumbroso. Tanto la sala como el escenario estaban iluminadas con velas, supongo que habría bastante humo. Las compañías teatrales estaban dirigidas por actores, seguramente el que más dinero tenía, o el que tenía más fama, o pinta, o una gran voz, que creo que era lo que se valoraba. En el escenario se actuaba delante de las candilejas, en el proscenio, y era todo muy declamatorio. Los actores que no estaban "hablando", simplemente se iban mas atrás y ya prácticamente no se los veía. La irrupción de la luz artificial hizo necesaria la figura de un director que pusiera su mirada para organizar la escena, que empezó a estar a la vista.
Mi caso puede que sea el de autor de escenario, del que tanto se habla. Escribo y las dirijo, y no tengo ningún conflicto en ocupar los dos roles, al contrario, se me facilita, porque la película ya me las hice en la cabeza antes, y se que es lo que quiero en la puesta. Cuando tomo textos ajenos me pongo muy respetuoso, y eso me quita algo de libertad.

¿Crees que el teatro, por lo que se requiere para movilizar una obra, está muy centralizado en Buenos Aires, o hay cosas que se están moviendo y no se cuentan en el interior?
Yo leo muchos autores argentinos, sobre todo porque busco todo el tiempo obras para poner en escena aquí, con los grupos. Los autores extranjeros no se pueden poner, es muy raro que te den el permiso sin pedirte adelanto “a valuar”, y muchas veces son inaccesibles esos permisos. Una obra de Dario Fo talvez cueste unos 1000 euros de adelanto. Entonces leo obras de autores de capital, pero también del interior.
El teatro parecería estar centralizado en Buenos Aires, pero porque es una de las ciudades del mundo con mayor oferta teatral. En el interior el público es más reducido y uno debe cuidarlo. Tengo una pila de obras escritas que ni yo mismo puedo dirigir, porque nadie las quiere hacer. Algunas que la temática me gusto en un momento y después ya no, otras porque son muy fuertes y no me convienen para el público que quiero conquistar y agradar, porque por ahí, el tratamiento, las imágenes, las ideas son desagradables. No puedo permitirme en Trenque Lauquen que el público se vaya y diga, muy buena obra pero no vengo mas, porque la pase como la mierda, es un asco esta visión de la vida. Obras violentas o muy pesimistas. Que se parecen mucho a la realidad, metaforizan, pero cuesta a veces encontrar una manera de decir algo, de demostrar algo que ve que pasa, y que eso no sea horrible.
Lo profundo del mar es un historia muy divertida, a la Fuerzas Armadas se le ocurre armar una brigada femenina, en dos días sale el proyecto, reclutan y entran mujeres sin ninguna formación, solteronas, prostitutas, cualquier cosa, dentro de un submarino.
Fantaseo muchísimas formas de que esas historias terminen bien. En esos casos es cuando se chocan mis roles de director y de autor, son obras muy buenas que me encantaría que algún director las pida y las haga, y que se jorobe él con el público, a menos que sea de Buenos Aires. Yo quiero que el público venga, me doy algún gusto y pongo obras tan extrañas que ni los actores la entienden hasta que las trabajamos, nos hemos animado y lo hemos hecho, pero eso mezclado con otras obras de carácter mucho más popular. Ahora presentamos una comedia en verso, “el guapo y la gorda”, una temática absolutamente tradicional, y es algo que funciona muy bien.
El interior se mueve, el Ciclo Teatro Joven, es una realización anual, llevamos 13 ediciones, y si bien las dos últimas fueron algo pequeñas, con elencos de la casa, las más grandes llegaban a congregar más de 70 jóvenes actores que compartieron las funciones y durante el día realizaban aprendizaje conjunto en talleres. El ciclo tuvo distintos formatos, al principio comenzó como un intercambio entre elencos de dos ciudades y luego hubo épocas en que los elencos del CEARTE realizaban mini-giras por dos o tres ciudades en un fin de semana, llegando a ocupar cuatro mini-giras y luego los elencos visitados devolvían la visita a T. Lauquen, lo que hacía que la etapa local del Ciclo fuera muy masiva. Han participado hasta nueve elencos en algunas ediciones.

Decía Goroztiza, que antes había tres teatros. Teatro comunista (Teatro del Pueblo), teatro socialista (Juan B Justo), y el anarquista, proletario (La Máscara). Que las generaciones anteriores tenían una meta idealista por la cual se hacia teatro, hoy ya no, hoy se hace teatro por el teatro en sí, y para ver como me puedo lucir… ¿estas de acuerdo?
Si, es verdad que hubo corrientes teatrales muy políticas, hay personas que siguen pensando que esto es así. Yo particularmente sostengo que puede cumplir una función social, no va a cambiar el mundo, pero tiene que decir algo que provoque algún efecto en el espectador, no puede ser algo hueco. Creo que si moviliza, y crea imágenes y sensibiliza, la misión política está conseguida, solamente con una persona saliendo de su casa a ver un espectáculo, un grupo de gente que se junte a ver una obra, ya es un hecho político digno de ser alentado. Porque la tendencia es al revés, crear herramientas para que la gente se quede en su casa. Yo en La última sangre hablaba de una tecnología esclavizante, y veo que todo va en esa dirección. Hay una esperanza en internet, que todavía tiene algo de democrático, y es que se vuelva algo incontrolable en su autogestión. Después todos los avances tecnológicos se dirigen a que la gente tenga que salir cada vez menos y necesite cada vez menos juntarse con otros, ocupar cada vez menos el espacio público. Este silencio de la gente en las casas es pesado, esta desmovilización que nos desalienta, este aislamiento social, como si no hubiera nada en ningún lado. La cámara enfoca las gradas y muestra veinte personas, en espectáculos que debería haber mil, por lo que es Trenque Lauquen, lo mismo que en el caso de protestas totalmente legítimas. La tecnología te crea el efecto que desde tu casa podes relacionarte con el mundo, y el costo es la mediación de esas relaciones. Por eso, menos mal que todavía por internet llega de todo, porque la televisión si te muestra lo que sus dueños quieren... la tele mata.
Me acuerdo que en el año 2004 hicimos una cena para festejar los diez años del CEARTE. En un primer momento pensamos en invitar a todas las personas que pasaron por el lugar. Nos dimos cuenta que seriamos mas de mil, y que no podríamos hacerlo en el teatro; entonces decidimos invitar a todos los actores que hayan participado en alguna obra, que hayan actuado al menos una vez frente al público, y el numero no bajaba de los 200. Creo que eso refleja la historia del lugar, la importancia de su vigencia, y la razón por la cual siempre se mantuvo en pie y con proyección.
Cuando abrimos el CEARTE dijimos que era un espacio cuyo objetivo era promover el desarrollo teatral en la región. Solo acá en Trenque Lauquen no va a florecer nada, porque el público es reducido. Se necesita de otra movida en la zona donde uno pueda ir a llevar sus trabajos, donde se puedan dar cursos, se puedan dar clases. Volver a las giras y las presentaciones conjuntas.
Los festivales son una necesidad. Los colegas de la zona, a pesar de la cercanía, estamos muy aislados. Ayudan en el hecho de que busca mostrar los trabajos que se hacen en la zona y se despierte la emulación. La competencia sirve poco en estos lados, porque vuelve a la gente menos generosa. Es mejor cuando se dice: mira lo que hizo este tipo, que solución encontró para esto; o te pasas textos, intercambias direcciones. Yo ahora estoy trabajando mucho con la gente de Treinta de Agosto. El de ellos es un grupo que hace años trabaja juntos pero estaban muy aislados, nadie sabia ni que existían, no aparecían en ningún lado, y ellos tampoco miraban teatro. Y parece mentira pero con este hombre somos los únicos autores en un área muy grande, para encontrar otro autor tenes que ir hasta Bolívar, y para el otro lado hasta Bahía Blanca. Él se fija un poco en mis trabajos porque considera que estamos en un lugar de más actividad, y yo me fijo en como hace él para zafar en esas circunstancias.
Tuve un taller de dramaturgia, llegué a tener cuatro alumnos con proyectos interesantes, pero con muy poco trabajo, no logré hacerles entender que la dramaturgia tiene una parte fundamental que es donde tenes que sentar el culo y escribir. Era interesante lo que hacían, y todos podrían haber escrito, pero ninguno logró culminar su obra. Algún día lo retomaré, pero hoy no puedo, son muchos perfiles los que tenés que cubrir en la autogestión: autor, director, actor, organizador, manager gerenciador. Nada mas llevar este proyecto, este lugar, que exista, que tenga proyección, que se mantenga…


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